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12 septiembre, 2024Haciendo un análisis cuidadoso de lo que ha sido mi vida, creo que los mayores errores que he cometido se han dado cuando no me he tomado la tarea de escuchar, verdaderamente escuchar al otro. Y hoy, luego de aprender tanto y desaprender más, no creo que exista algo más desobligante y poco empático que la ausencia de la escucha.
Hace algunos años, cuando realizaba mi primera certificación en Coaching, escuché una frase bastante reveladora para mí, decía el Máster Coach que estaba impartiendo la clase: “Escuchar es una decisión”. Y definitivamente, es así, pues escuchar es mucho más que una competencia, que una habilidad, incluso es más que un hábito; se trata de un acto de amor y de bondad, que se hace de manera deliberada y consciente cada vez que mirando a los ojos a una persona, yo decido entregarle atención y mi interés, yo decido escucharlo con el corazón.
Existen infinitas técnicas de comunicación que nos pueden ayudar a aprender a escuchar, pero lo que realmente necesitamos es que el acto de la escucha parta desde el corazón, es aprender a conectar con ese otro. Por eso, en este blog exploraremos en detalle los 8 aspectos clave para escuchar con el corazón:
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Conexión interior:
La primera clave para escuchar con el corazón radica en la conexión interior. Este aspecto es fundamental, ya que antes de poder escuchar a los demás, debemos ser capaces de escucharnos a nosotros mismos, que es quizá el mayor reto, pues implica sintonizar nuestra propia voz, reconocer nuestras emociones más íntimas y en ese proceso, llamarlas por su nombre; es descubrir nuestros deseos, nuestros miedos y nuestras inseguridades. Implica conversar con nosotros y escuchar más allá de las palabras y los pensamientos. En algunas ocasiones, escuchar nuestra voz interna puede resultar incómodo, ya que nos confronta con nuestra propia sinceridad; sin embargo, es un paso crucial en cualquier proceso de crecimiento personal, pues al comprender nuestras propias emociones y deseos, podemos desarrollar una mayor empatía hacia los demás y estar más en sintonía con sus necesidades.
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La mirada y la sonrisa:
La mirada y la sonrisa son las llaves que abren la puerta a una comunicación auténtica, una conversación en las que ambos lados conecten. El contacto visual directo y la sonrisa sincera, establecen un ambiente de apertura y confianza en cualquier conversación. Al mirar a los ojos de la persona que estamos escuchando, mostramos que estamos plenamente presentes y que valoramos lo que están diciendo. Una sonrisa suaviza y relaja la atmósfera, lo que es esencial para establecer conexiones más profundas y entablar conversaciones de valor. Estos gestos sencillos ayudan a generar rapport, creando un espacio en donde las personas se sientan más seguras para compartir sus pensamientos y sentimientos más íntimos.
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Calibración:
La calibración se describe como la capacidad que tenemos los seres humanos de leer las señales que emiten las personas que estamos escuchando. Esto va más allá de las palabras que se expresan y se adentra en el territorio de las emociones, los cambios fisiológicos y las señales no verbales. La empatía desempeña un papel importante aquí, ya que implica la habilidad de interpretar adecuadamente estas señales y comprender las emociones que la otra persona está experimentando. La calibración nos permite sintonizar con el estado emocional del otro, lo que es esencial para una escucha verdaderamente empática. Al desarrollar esta capacidad, podemos comprender mejor las necesidades y deseos de los demás y responder de manera más efectiva.
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Interés genuino:
Escuchar con el corazón implica demostrarle de manera genuina al otro que es importante para mí. Significa escucharlo de una manera tridimensional, teniendo en cuenta sus emociones, su verbalidad y su corporalidad, dejando a un lado juicios y prejuicios personales y tomándome el tiempo de comprender lo que el otro me dice, lo que no me dice y para qué me lo dice. Cuando escuchamos de manera genuina, nos sumergimos en la experiencia del interlocutor, lo que requiere poner en pausa nuestras propias historias y preocupaciones para concentrarnos plenamente en el otro.
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Hacer preguntas:
El arte de hacer preguntas es fundamental en la escucha con el corazón. Las preguntas son una herramienta comunicacional maravillosa que abren posibilidades, que maximizan las conversaciones, permiten el empoderamiento, dirigen el diálogo hacia áreas significativas y facilitan las conclusiones. Al hacer preguntas abiertas y reflexivas, permitimos que la conversación se desarrolle de manera más enriquecedora, obteniendo así, una posible comprensión más profunda de las emociones y necesidades del interlocutor, lo que puede ayudar a fortalecer la conexión y aportar claridad y valor a la conversación.
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Apreciación de la diversidad:
Cuando elegimos escuchar a los demás con el corazón aprendemos a apreciar la diversidad de perspectivas y experiencias que existen en el mundo. Cuando elegimos escuchar a los demás de esta manera, dejamos a un de lado nuestras certezas y retamos nuestras propias creencias. Empezamos a ver la vida desde diferentes ángulos, respetando las formas de hacer las cosas y valorando las diferencias. Este enfoque nos permite encontrar puntos en común, aceptar posiciones distintas y aprender nuevas maneras de abordar los desafíos. Apreciar la diversidad en la escucha nos ayuda a crecer, nutrir nuestras convicciones y evolucionar como individuos.
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Intensión positiva:
Una intención positiva al escuchar implica enfocarse en lo mejor de las personas, incluso cuando sus palabras o formas de expresión no son las ideales. Esta actitud nos permite ver más allá de las barreras comunicativas y conectarnos con las necesidades y aspiraciones subyacentes de la persona que estamos escuchando. En palabras de Mario Alonso Puig en su meditación del corazón (Meditación del corazón – Mario Alonso Puig): “Ayúdame a ver lo mejor en todas las personas”. Esta intención positiva no solo mejora la calidad de la escucha, también fomenta relaciones más saludables y significativas.
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Compasión:
Como afirma el Dalai Lama en su libro La Alegría (El_libro_de_la_alegria.pdf (batalloso.com)): “La compasión y el interés por el bienestar de los demás son fuentes de alegría personal”; es así como la compasión aparece como esa virtud que puede ser cultivada y una de las mejores maneras de hacerlo es escuchando a los demás, interesándonos por el bienestar de la otra persona y cuidando de su experiencia emocional. Al ayudar a los demás a través de la escucha, liberamos oxitocina y endorfinas, hormonas relacionadas con la felicidad y la salud; esto crea un beneficio mutuo, ya que al cuidar de los demás, también cuidamos de nosotros mismos, fortaleciendo nuestras relaciones y aportando felicidad y bienestar a ambos lados.
En resumen, escuchar con el corazón va más allá de la simple habilidad de escuchar; es un acto de amor y empatía consciente. Requiere eliminar juicios, ser paciente en los momentos incómodos y prestar una atención tridimensional. Escuchar de esta manera es terapéutico y sanador, es la forma más dulce de acariciar el alma de otra persona y ayudarla a comprender y expresar sus necesidades y puntos de vista. La mayoría de las personas no buscan soluciones a sus problemas; buscan ser escuchadas y comprendidas. Escuchar con el corazón no es solo un regalo para los demás, sino una manera de enriquecer nuestras propias vidas.
Andrea Estrada Lopera



