Estamos ante una situación diferencial, extraordinaria, que sin duda va a tener un impacto en muchos aspectos de nuestra vida, donde el trabajo absorberá parte importante de este impacto.
Se ha hablado mucho de la transformación digital de las empresas, pero la realidad es que en la práctica se ha hecho poco. Pero ya no es un plan, ahora es una necesidad. Esta crisis sanitaria ha venido a cambiar el mercado laboral tal y como lo conocemos (para mejor) en estos 5 puntos:
El coronavirus nos ha hecho recapacitar sobre nuestras vidas. ¿Para qué trabajo? ¿Para quién? ¿Cuál es la misión de mi trabajo? Los millennials son una generación que, en su mayoría, estarían dispuestos a ganar menos si trabajan para una empresa que comparte sus valores. Son el nuevo talento.
Entramos en una guerra feroz por atraer el mejor talento. Profesionales que quieren vivir experiencias diferenciales como empleados, que quieren ser importantes en su compañía, sentirse valorados y, sobre todo, útiles en la construcción de un proyecto que aporte valor a la sociedad.
La cultura se construye desde los directivos, referentes internos que deben trabajar de manera acorde a lo que se les pide a sus empleados. Es sencillo, si tu lees, tus hijos leen. Eso es cultura.
Estamos viendo momentos emocionantes de solidaridad entre vecinos, entre colegas de trabajo y en profesionales que ejercen su labor sin rechistar aun sabiendo que están poniendo en juego su salud. Como en tantas situaciones límite, la solidaridad ha vuelto a aflorar.
Los consumidores creen en las empresas como el vehículo actual para ayudar a cambiar la sociedad. Ni los gobiernos ni otros entes, las empresas. Y lo estamos viviendo en nuestras carnes. Movistar esta regalando gigas extra de conexión, profesionales ofreciendo formación sin costo, cientos de empresas bajando los precios para permitir el acceso a sus consumidores, etc.
Este nuevo entorno nos ha hecho más solidarios y frases que antaño se repetían, como “Esto no me incumbe, no es mi trabajo”, quizá queden en desuso en los próximos meses. Todos hemos entendido que debemos remar, colaborar, romper barreras entre departamentos y dejar los egos para alcanzar un fin común.
Esta situación traerá una de las mayores crisis económicas que vamos a sufrir en los últimos 50 años. Es el momento de no escondernos y, en transparencia, mostrar los números a los empleados para que entiendan que la empresa vela por sus intereses. Es sencillo, si la empresa va bien, a todos nos va bien.
Esta crisis nos ofrece la oportunidad de hablar de tú a tú a los empleados para que entiendan que son parte de la solución, que somos una familia y que, como tal, es preferible que todos perdamos un poco a que unos pocos lo pierdan todo. Es el momento de humanizar la relación con el activo más importante de las empresas, las personas.
Estamos ante una crisis sanitaria que se va a llevar por delante muchos puestos de trabajo. De esta forma empieza a cobrar más importancia que nunca los llamados Soft Skills o competencias blandas, aquellas que te hacen un profesional diferente dentro de la organización. Los expertos valoran cinco competencias blandas como las más importantes hoy en día: creatividad, dotes comerciales, colaboración, gestión del tiempo y flexibilidad.
El ser humano es impredecible, a veces terco, pero es un animal social colaborativo y solidario, dos valores que son claves en el desarrollo de las organizaciones futuras. Por eso, ahora más que nunca, tendrá más sentido contratar talento con estas competencias blandas destacadas y no tanto competencias profesionales que quizá choquen con la nueva realidad del trabajo en la era post coronavirus.
No estamos viendo una película, es una realidad que el mundo ha cambiado como lo hizo tras el 11 de septiembre del 2001. La transformación de las empresas ya no puede ser humo, hay que dejar de decir tanto para empezar a hacer. La ola ha llegado, ahora toca surfearla con velocidad y la pregunta clave es ¿estás preparado para esta nueva realidad laboral?
¿Por qué apostar por la creatividad e innovación en momentos como este?
Primero, porque permite generar más y mejores soluciones. Un personal capacitado, multidisciplinario e innovador, es capaz de responder mejor frente a una crisis. La industria 4.0 y su alto componente tecnológico necesitan de perfiles y empresas versátiles. Segundo porque la mejor forma de soportar una crisis es reinventándose, adaptando o cambiando nuestro modelo de negocio, adaptando nuestra logística, nuestros productos y servicios ante el cambio de las circunstancias y el ambiente laboral en el cual nos desarrollamos.
No debemos perder de vista el papel de la creatividad e innovación y su potencial para transformar realidades y ofrecer soluciones de valor. Esta es una gran oportunidad para romper paradigmas y para cambiar nuestra forma de ver y de hacer las cosas. Es por ello que hoy el nivel de adaptabilidad de las organizaciones es puesto a prueba, y atributos como la innovación y la agilidad se hacen cada vez más necesarios. Si hubo un tiempo en el que debían explorarse nuevas formas de hacer las cosas es precisamente ahora.
Tomado de:
http://www.rrhhdigital.com/