
Cambios positivos que trae la crisis en el ámbito laboral.
22 abril, 2020
Tendencias en los perfiles profesionales que buscan las empresas.
27 mayo, 2020Los tiempos de crisis nos hacen buscar y reflexionar en lo fundamental y, a la vez, desarrollar capacidades y competencias que son vitales para afrontar la situación en que vivimos.
¿Cambiará la educación después de la crisis que estamos viviendo? ¿Los jóvenes profesionales requerirán nuevas competencias laborales? Detallamos una lista de 8 destrezas que requerirán las personas después de esta pandemia:
Capacidad de adaptación:
Adaptarse no es conformarse ni imitar al resto, sino buscar nuevas herramientas para nuevos escenarios. No basta con realizar ajustes o desarrollar nuevas habilidades, sino también renunciar a prácticas o usos habituales, y cambiar la forma de comportarnos y relacionarnos.
Por ejemplo, en los actuales tiempos, las organizaciones y los trabajadores se han visto casi forzados a tener que trabajar desde casa. Esto o solo implica aprender nuevas herramientas (como acceso a plataformas virtuales) y desarrollar nuevos patrones (empezar a trabajar sin salir de casa), sino, incluso, realizar reacomodos en domicilios (disponer de un lugar para trabajar de la manera más adecuada), lo que resulta muy difícil para muchos por lo abrupto del cambio.
Gestión emocional:
La competencia de gestión de la incertidumbre y la ambigüedad implica poder convivir con lo incierto, sin perder el control de nosotros mismos. Esto requiere de una alta capacidad de inteligencia emocional para mantener la serenidad y el manejo de los propios sentimientos, sin perder la empatía con los demás.
Al mismo tiempo, esta gestión requiere criterio y sentido crítico para ver oportunidades, ventajas y fortalezas de los momentos oscuros, a fin de identificar los mejores cursos de acción. Esto optimiza las decisiones a tomar. Por ejemplo, ante la pandemia, por lo pronto, no hay forma de proyectar con exactitud lo que se viene, la información es escasa y la situación, sin precedentes. Sin embargo, ello no debe impedir que, ante la falta de claridad y seguridad sobre el futuro, no se puedan ir tomando acciones.
Autorresponsabilidad:
No deberíamos necesitar que ningún policía ni el temor a las multas nos recuerde que no debemos salir a la calle durante el periodo de confinamiento. Y lo mismo podría aplicarse al mundo de la empresa. ¿Por qué, de una vez por todas, no aprendemos a vivir en nuestra zona de influencia? ¿Por qué dependemos para ser responsables de las circunstancias que otros nos marcan en lugar de poner toda la fuerza sobre las que están bajo nuestro poder?
Ademas no basta con preparar personas para trabajar en una empresa. Tampoco es suficiente desarrollar habilidades de emprendimiento. Hoy más que nunca será fundamental desarrollar capacidades para generar el propio empleo, para periodos cortos o largos, en modelos de intercambio de destrezas en plataformas colaborativas.
Manejo de la incertidumbre:
Debemos acostumbrarnos a que muchas cosas están fuera de nuestro control. Nos encantaría dominar el mundo, pero es imposible. Aceptar lo que no controlamos (sin pelearnos) y movernos en el ámbito en que realmente tenemos incidencia es fundamental para enfrentar retos y crisis. No basta la planeación estratégica tradicional; es necesaria la estrategia emergente.
Capacidad de síntesis:
Empresas y universidades llevan muchos años insistiendo en la importancia de desarrollar habilidades analíticas, cuestión que sigue siendo relevante. Sin embargo, hay que poner ahora mayor énfasis en la capacidad de síntesis. Las empresas y la sociedad necesitan personas que sepan “descremar” información abundante y aislada, entender los puntos en común, discernir lo esencial y decir mucho en poco tiempo.
Más que nunca, la agilidad de respuesta y de adaptación adquiere una importancia capital. Hay que tomar decisiones difíciles, con recursos limitados y sin contar con todos los datos. Y hay que hacerlo a toda velocidad porque la vida depende de ello.
Más “focus” y menos “multitasking”:
Ante una realidad dispersa, necesitamos fortalecer la concentración y la consistencia en el trabajo. Es relevante enfocarnos para ganar en profundidad. Por otra parte, la dispersión nos ha llevado, en ocasiones, a perder el orden de la realidad. Por citar un ejemplo, ciertamente, es importante cuidar las causas de los animales, pero, sin duda, es prioritario cuidarnos como seres humanos y defender la vida humana con todas sus consecuencias.
Herramientas cognitivas-conductuales:
Lo que antes eran técnicas reducidas a algunas personas para manejo del estrés y la ansiedad, parecen ser ahora herramientas indispensables para todos en un mundo agitado. Nuestros jóvenes están expuestos a numerosas sensaciones, volúmenes de información desbordados y frecuentemente en clave crítica o negativa. Necesitamos desarrollar habilidades del pensamiento que ayuden a procesar los acontecimientos con perspectiva, realismo y flexibilidad.
Debemos entrenar la mente. La incertidumbre es un estado mental activado por hechos reales (en este caso, por coronavirus). Por eso es importante entrenar la mente de forma adecuada para no dejarnos superar por esos elementos que escapan a nuestro control. Un concepto importante en este entrenamiento es el de toma de conciencia, fijarnos en aquello que puedo hacer yo como individuo: mi actitud, mi aportación y mi capacidad de resistencia.
Más colaboración y menos competencia:
Ha prevalecido el modelo americano fundamentado en el “éxito”, donde lo importante no es hacerlo bien, sino hacerlo mejor que los demás. En las últimas décadas han surgido movimientos que han subrayado la necesidad de modelos más colaborativos, donde lo social debe prevalecer sobre lo individual. El reto actual es cómo ser competitivos y, al mismo, colaborativos, donde prevalezca la lógica de ayudar y no de ganarle a otros. La verdadera resiliencia consiste en salir fortalecidos de esta crisis. Y hacerlo juntos es la mejor manera.
Tomado de:
www.equiposytalento.com
www.observatoriorh.com
www.excelsior.com